La escritura
poética de Vallejo, tiene el mismo efecto que la de Cervantes en lengua
castellana. El escritor español es considerado una figura capital en el
desarrollo de la novela en lengua española y; el vate peruano, un cuestionador
de la lengua a nivel de la poesía propiamente dicha. No hay un poeta español, de la época de
Vallejo ni anterior a él que haya experimentado tan bruscamente con el
lenguaje. Por otro lado, sería un error pensar que Vallejo es una isla (un caso
especial de escritura), sino más bien un heredero de la tradición poética en
lengua castellana. Precisamente, su posición frente al lenguaje, al igual que
el de Cervantes, es una forma de rigor y parodia al mismo tiempo.
El libro de
Enrique Bruce Marticorena (Lima, 1964), Madre
y muerta inmortal: género, poética y política desde los textos de César Vallejo
(USIL, 2014), es una clara muestra de que la escritura del vate trujillano se
mantiene vigente y que sigue concitando la atención crítica la cual
procura una fuente inagotable de signos y símbolos donde poetas y críticos
asisten a beber de estas aguas. El libro de Bruce Marticorena está dividido en
tres capítulos antecedidos por una “Presentación” de Julio Ortega. En aquél, el
crítico literario ancashino subraya que este libro “propone leer a Vallejo
desde la mirada psicoanalítica, en su versión menos clínica y más especulativa,
la interpretación lacaniana. Y, con tacto que hace civil el riesgo, nos
persuade que la figura de la Madre (ese campo semántico que transforma todo lo
que toca es no solo el comienzo de la lectura crítica sino el precipitado
orgánico de su proyección poética” (p. 7). Desde esta perspectiva, para Ortega,
la poética crítica de Bruce busca develar el drama del lenguaje donde también
subyace el sujeto hecho de aquel.
El primer capítulo
del libro se titula “Madre y muerta inmortal”, aquí se pone especial énfasis en
cómo la figura femenina, entiéndase como cuerpo, ha cobrado un importante rol
en las poéticas de occidente. Es así que Vallejo, heredero directo de la
tradición resemantiza el papel de este y lo refuerza en su elemento simbólico
ligado a la madre, poco abordado por la tradición y figura importante en la
poesía de vate trujillano. Para el investigador la premisa de que “el drama
humano tiene un escenario irreductible: el cuerpo femenino. Y más precisamente,
el cuerpo reproductivo de una mujer” (p. 21), resulta sumamente fundamental en
esta perspectiva analítica. Para Bruce, esta figura aparece como un personaje
gravitante o como un vocativo necesario en Vallejo. Asimismo, el crítico
sostiene que Vallejo no está solo en su poesía.
No es que el yo poético celebra la figura dual de la mujer como madre y
como amante, sino que también acompañan a esta figura del yo, un nosotros. De
tal manera que “el drama del cuerpo materno (y de sus múltiples
representaciones, a veces solapadas, como veremos), incluye a un nosotros
infantil” (p. 28). Por ejemplo el poema “III” de Trilce y estos versos de aquél poema: “Mejor estemos aquí no más./ Madre
dijo que no demoraría”, pueden resultar ilustrativos.
El segundo
capítulo lleva por título “La formación de un yo poemático (problemático), donde
se pone especial énfasis en una lectura psicoanalítica que retoma algunas
categorías teóricas de Sigmund Freud. De este modo, el crítico parte de una
idea fundamental “cuerpo y texto dentro de la experiencia de escritura, están
fuertemente imbricados” (p. 53). Es así que la “ideología que se desprenda del
cuerpo materno, del texto escrito vallejiano, tendrá que oponerse a la
ideología falocéntrica, controlista, de la ley del padre. La ideología o
estética resultante conformará una síntesis inevitable de ambos polos
confrontacionales” (p. 56). En un primer momento, aborda la figura de El cuerpo materno vs. la ley del padre: en
pugna por el niño poeta. Aquí el estudioso indaga en los estudios
psicoanalíticos feministas de Melanie Klein, Julia Kristeva, Luce Irigaray,
Judith Butler y Jessica Benjamin, para desarrollar conceptos como madre, niño y
ley del padre que tienen un papel importante en la escritura vallejiana. Para
Bruce, tanto en Los heraldos negros
como en Trilce, la voz poética asume
la figura del “un niño retrotraído al tiempo del presente verbal o encuadrado
en un pretérito no exento de nostalgia” (p. 100); asimismo, cuando el crítico usa
las categorías de Luce Irigaray sostiene que el poeta se coloca bajo el amparo
desde una perspectiva de una figura femenina. “Ese impulso transgenérico vallejiano
implicará también una añoranza por ese estadio de simbiosis narcisista con la
madre” (p. 105). En un segundo momento
esta sección se concentra en Un poeta
cristiano del Perú y un judío de Praga, que hace referencia a un “paralelo
entre ambos escritores (Vallejo y Kafka) y en especial en su relación con la
figura del padre, o con la valencia del mismo en sus respectivas poéticas” (p.
119). Aquí el crítico sentencia que hay una superación del viejo complejo
edípico; es decir, una posposición del complejo. En un tercer momento, el
crítico literario se concentra en Los
intersticios del ritual y la palabra escrita, en donde el investigador
limeño afirma sin ambages que “en el discurso religioso vallejiano, la figura
de un dios padre se presenta ambigua de un lado, (figura que hace ambigua por
extensión a la figura del padre) pero también encarna perfectamente con los
elementos retóricos e ideológicos que lo muestran antitético al cuerpo materno”
(p. 134).
Finalmente,
el tercer capítulo se denomina “Dos vertientes de lectura de los tópicos más
recurrentes en Trilce”, en donde propone
dos vertientes de lectura. La primera es El
cuerpo materno y la segunda propuesta es El texto poético. Este tercer capítulo sistematiza las propuestas
hasta ahora abordadas en los dos primeros capítulos, pero propone dos
vertientes de lectura que dirijan los tópicos y la poética vallejiana en las
nuevas investigaciones sobre esta. Pues, desde la perspectiva freudiana y
posfreudiana la escritura de Vallejo asume intuiciones poéticas sobre el cuerpo
femenino y, particularmente, sobre el elemento materno. Una cita en el libro de
Bruce Marticorena puede resultar importante sobre lo señalado: “el cuerpo
materno propone una vía de escape, el viaje a la nostalgia de la madre y de los
niños que cobijó en el hogar, o propone alternativamente un viaje hacia el
futuro: el de la madre patria o la República, que cobija al soldado caído o
muerto” (p. 172).
Vallejo
es un clásico de la poesía universal y como aquel, su poética exige siempre una
audaz y creativa relectura. Es así que el libro Madre y muerta inmortal: género, poética y política desde los textos de
César Vallejo cumple con notable
pertinencia al bucear en el universo figurativo y simbólico desde una
perspectiva psicoanalítica que fija su atención en la figura que encarna lo
femenino en la inagotable poesía del vate de Santiago de Chuco.