domingo, 3 de enero de 2010

¿Desde dónde hablar? Dinámicas oralidad – escritura de Jorge Terán Morveli

Todo libro es una invitación a la reflexión. Más aún cuando se trata de un estudio que requiere un trabajo de campo. Este libro, abordado desde una óptica interdisciplinaria, intenta problematizar sobre algunas dinámicas que operan el mundo andino y “su modo de ver y entender la realidad”. El Libro “¿Desde dónde hablar? Dinámicas oralidad – escritura” (Andes book, 2009) de Jorge Terán Morveli (Lima, 1976) tiene como estructura los planteamientos teóricos de Walter Ong, Paul Zumthor, Martin Lienhard, Serge Gruzinski,Yuri Lotman y Pierre Bourdieu.
El libro está dividido en cinco capítulos. En el primero “Oralidad, escritura y memoria colectiva” se hace un recuento de los principales planteamientos vertidos sobre la relación entre ‘oralidad y escritura’ al mismo tiempo se pone en énfasis la definición de cada una de las categorías. Terán señala, por ejemplo, que la ‘oralidad y la escritura’: “son pilares importantes en la organización de las sociedades. Sin embargo, si bien ambas coexisten en toda sociedad, suele primar una de ellas, estableciéndose una relación jerárquica y en ocasiones…de sometimiento”. Esta definición no dista mucho del caso latinoamericano donde los documentos, por ejemplo, la Biblia significó una forma de institucionalización del poder. Así el papel anulaba la voz. Además Terán señala que la escritura no sólo otorga al mensaje la verosimilitud, sino que tiene la capacidad de ser traducida como verdad probatoria. Mientras que en la oralidad este efecto es casi imposible, ya que esta nos plantea un caso único e irrepetible que se da en un tiempo y espacio determinados. En este capítulo asimismo se aborda las dos dinámicas con la que opera la oralidad: la memoria colectiva y la historia oral. La primera, tiene que ver con la conservación y transmisión de ‘la memoria’ a todos los miembros acerca de su historia, así “la memoria colectiva se asocia a un pensamiento social, a un imaginario colectivo”. La segunda, es decir ‘La historia oral’, no posee la exactitud que caracteriza la escritura como señala el autor, tampoco puede ser revisada y cuestionada salvo se produzca un cambio violento en las estructuras: políticas y religiosas de la sociedad. En este capítulo también se ensaya un tipo de caracterización sobre la ‘oralidad y escritura’. Por ejemplo, Terán menciona que: “la escritura ofrece una objetividad histórica, la oralidad nos presenta una subjetividad histórica” sin embargo, nosotros creemos que no siempre la escritura podría ofrecer una objetividad histórica. Bajo este criterio pensaríamos que todos los documentos históricos guardan con total semejanza, al menos, algún tipo de objetividad respecto a la historia misma. Creemos que la escritura, también obedece a una memoria colectiva o de grupo que intenta retratar en el papel lo que ellos quieren que se lea como documento de poder. Aunque más adelante el autor nos dice que la oralidad y la escritura no son solo tecnologías sino formas de pensamiento siguiendo la opinión de Ward señala que: “estaríamos hablando de subjetividades” es decir habría un tipo de subjetividad escrita y oral. Ya que finalmente, ambas no se excluyen sino que confluyen a través de “una relación dialógica y continua entre ambas mentalidades”.
En el segundo capítulo denominado “Recepción y reelaboración de narraciones orales” centra su atención en las actualizaciones sufridas de los textos y mostradas por la memoria colectiva. Un primer acercamiento podría ser esta frase en el libro: “un texto oral nunca es narrado de igual forma dos veces” ya que este tipo de dinámica se circunscribe a la colectividad, el relato oral es de todos y al mismo tiempo de nadie (en específico, sino que todos son portadores y en algún modo, restauradores de este relato). El autor además señala que en algunos casos “de contacto entre grupos, donde los fenómenos de transculturación son evidentes, las manifestaciones textuales no son aceptadas con sus significados originales, son reformulados de acuerdo a la realidad y la identidad de cada sociedad que se apropia de ellos.” La pregunta que podría continuarle sería ¿acaso habrá un grupo puro, donde no exista al menos algún minúsculo indicio de transculturación?
El tercer capítulo enfoca “Lo mestizo y lo ‘misti’: identidades y alteridades andinas” donde se plantea que el quechua no es la síntesis de la andinidad, menos aun, de lo andino. Bajo este postulado el autor señala que por el contrario el mundo andino no es un espacio cerrado, sino que éste comprende: lo occidental, lo quechua y lo mestizo. E incluso, a estos se podrían agregar las variaciones socioculturales que puedan surgir en relación entre cada una. Esta forma de relación postula su heterogeneidad, asimismo su dinamismo. Terán, tomando las teorías de Lotman plantea que ya no hay “espacios ni grupos `puros’ sino semiósferas que se relacionan, creando un espacio de frontera; un espacio definido, también, por la hibridación.” (esto parece responder a nuestra pregunta en el párrafo anterior) Otro de los tópicos por donde transita este capítulo es el de la identidad. Según se plantea en el texto esta vendría a ser una identidad en transito: esto quiere decir, que no es ni occidental ni quechua, sino que se va definir por cierto grado de filiación o “apego y desapego o a lo que considera o da por oficial” al primero o al segundo, aunque claro, posee elementos característicos de ambas tradiciones. Terán afirma que ‘lo mestizo’ se define por el espacio, por la función y la biculturalidad. Además agrega, refiriéndose a los sujetos quechuas, que estos pueden: “pactar con el otro y tomar lo que les sirve (transculturarse), intentar ser como el otro (aculturarse), o pretenderse diferente (resistirse). De este modo ‘lo quechua y lo mestizo’, como señala el autor, son categorías que están en permanente contacto e intercambio cultural, esto quiere decir, que no son incluyentes ni excluyentes.
El título del cuarto capítulo es el siguiente: “¿Desde dónde hablar? A propósito de las negociaciones en y por el espacio de la palabra”. Este capítulo, sin dejar de ser apasionante, me recuerda a Rimbaud cuando en sus famosas ‘cartas del Vidente’ señala que “yo es otro”. De este modo, la figura del otro termina siendo la propia, la construcción de un yo a través de un tú. Donde el otro termina siendo un yo. Este es un tema aún irreducible a un análisis filosófico, psicológico y sociológico. En este capítulo se reflexiona sobre la palabra del otro y las negociaciones por el espacio de esta misma (es decir, la palabra) y plantea que incluso, dentro de una semiósfera interior, hay una heterogeneidad. El texto finaliza con muchas afirmaciones, Terán por ejemplo plantea que: “estamos ante la búsqueda de la representación de la visión del mundo de cada espacio cultural, realizada por sus propios intelectuales, para formar campos intelectuales propios que se definan por sus diálogos con otros campos intelectuales, y no por su inserción en un único gran campo de los grupos dominantes”. Finalmente hay una pregunta, que el mismo autor parece dar respuesta. ¿Desde dónde hablar? Es lo que el autor se pregunta y responde como una posibilidad ‘la empatía’ (comprendida como sentir lo que el otro, por semejante al otro) como forma de comunicación entre miembros de la misma semiósfera, entre los miembros de esta y sus intelectuales, para participar de la construcción dialógica de la representación, de la autorepresentación. Lo cual no va posibilitar una subalternidad, ni una forma de dominación, sino va permitir construir las bases para un diálogo horizontal entre las culturas “no dejando que nadie asuma la voz de otros, sino sólo la voz propia; y desde ahí acercarse a los otros, semejantes y diferentes”.
El quinto capitulo podría articularse como un anexario del trabajo de campo que ha servido como un muestrario para llevar a cabo esta empresa. Aunque el libro, por su propia naturaleza va más allá de esos textos-muestra. Aquí se destaca su carácter de ampliación. Aquí se recogen seis textos: “El cuento de la flor de Olilán”, “La maliquita”, “La historia de la Virgen de Ninabamba de Acomayo”, “El cuento del zorro, el pericote y el jardinero”, “El sonso y su mamá” y “El sonso y la princesa”.

¿Desde dónde hablar? Dinámicas oralidad-escritura es un libro que problematiza las estructuras formales teóricas de las investigaciones sobre las dinámicas que enmarcan ‘la oralidad y la escritura’. Bajo esta postura ambos tópicos poseen en si una dinámica inacabable. Se sigue hablando desde hace mucho tiempo de la relaciones entre oralidad/escritura y parece que cada aproximación es una resultado de una misma dinámica. En este libro se discuten muchas categorías, en algunos casos, se complementa, o debo decir, se intenta redondear la idea. Parece que cada categoría fuese incompleta, ya que, debido al comportamiento social ésta se adultera inacabablemente dentro de su propia dinámica. Este, como señalamos con anterioridad, es un libro que problematiza y que enriquece los elementos típicos. Lo cual llevará al lector a una de las fuentes más ricas que aun se están desenterrando desde nuevas ópticas: el americano andino y su voz.
Axthedmio Mau Guil

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