martes, 30 de abril de 2013

“LOS ASESINOS DE BANCHERO” DE LUDOVICO CÁCERES FLOR. LA ESCENA Y EL CRIMEN REVISITADOS


Acaba de publicarse Los asesinos de Banchero (Etiqueta azul, 2013) de Ludovico Cáceres Flor, libro que nos recuerda uno de los crímenes más sonados de la segunda mitad del siglo XX en nuestro país y que develó a un mediocre y no autónomo sistema judicial enmarcado en el gobierno de Velasco Alvarado. Esta novela confirma, una vez más,  la predilección de Cáceres por el tópico de la muerte y la incidencia en ciertas técnicas periodísticas ya desarrolladas en sus anteriores novelas.

En esta nueva, la muerte se articula como una isotopía tensional que se va desenrollando a lo largo de toda la historia. Desde la amenaza al joven periodista Jesús Torres por el coronel Alejandro Espinoza; aparece cuando Celeste lee el periódico con el titular “Banchero fue cruelmente asesinado por  su jardinero”,  se focaliza luego en el asesinato de Celeste por represalias ante el robo de documentos confidenciales; se muestra en el develamiento de la identidad de Klaus Barbie como sinónimo de muerte (pues es el “Carnicero de Lyon”); aparece en la narración de sucesos en los campos de concentración nazi que Fernando Jacobi devela al periodista Torres; aparece en el asesinato de Banchero a manos de unos hombres, incluso en las conversaciones del presidente Velasco Alvarado con  Klaus Barbie se deja oler la muerte y; finalmente, en el asesinato del joven periodista Jesús Torres. Como observamos, la presencia de la muerte es una constante en esta novela, porque no solo aparece como asesinato sino como noticia, suceso, amenaza, memoria, etc.

Por otro lado, la novela de Cáceres Flor mimetiza ciertas situaciones, diálogos y tramas que ya han aparecido con una descripción y narración más amplias en El caso Banchero de Guillermo Thorndike. Hay  muchas similitudes entre estas dos novelas; en la de Cáceres, se explora en algunos momentos  con mayor detenimiento en la implicancia de Klaus Barbie en el asesinato de Luis Banchero Rossi; mientras que en la de Thorndike, hábilmente, se insinúan hechos, episodios, dejando cabos sueltos y datos escondidos que el lector tiene que completar. Por momentos, creo percibir que en la historia de Cáceres se describe la trama narrativa sin dejar siquiera los huesos para el lector, el narrador intenta decirlo todo (y lo hace de principio a fin) sin dejar cabos sueltos, enigmas, biografías, pistas o datos escondidos que puedan generar en el lector una expectativa o un problema. Probablemente, como señala en el prólogo Cronwell Jara, “no sé hasta qué grado él se expone a estos riesgos en búsqueda de su verdad” (p. 11). Ya que, desde el inicio, se anticipa ya un final trágico del joven periodista Jesús Torres y su voluptuosa compañera la bailarina de cabaret Celeste, probablemente el olfato periodístico muchas veces triunfe en pos de una descripción más literaria, más ficcional en la novela.

Al inicio señalamos, que en Cáceres hay una predilección por el tema de la muerte, sin embargo, no hay una dimensión profunda ni reflexiva que indague más allá de los hechos realistas, ni los personajes proponen una problemática psicológica. De otro lado, también agota ciertas posibilidades técnicas ya desarrolladas y enmarcadas desde Asalto en el cielo (2007) y Rosas para Haydee (2011), quizás habría que reforzar la trama narrativa desde la misma ficción y no en predominancia de la documentación. Tengo la impresión de que, en muchas novelas de este tipo, al autor le apasiona y le gana su estro periodístico y desatiende el nivel ficcional, técnico de las novelas. Hay, por momentos, una intención de pulir el lenguaje y refinar el suspense narrativo que me parece una interesante vía para proponer un giro más ambicioso a diferencia de los textos anteriores.

Por lo que queda decir, Los asesinos de Banchero es una novela que explora en las pistas de los asesinos del magnate Luis Banchero Rossi, pero más que deberle a Truman Capote o Ernest Hemigway, creo que la novela guarda grandes deudas con la obra narrativa y periodística de Guillermo Thorndike. Por otro lado, uno de los méritos indiscutibles de la obra es la valentía que su autor ha tenido de reescribir una documentación novelada, teniendo ya en frente a una extraordinaria novela como El caso Banchero de Guillermo Thorndike, que por decirlo de algún modo, es la novela peruana que epigoniza la perspectiva técnica de “El gran reportaje” ya planteada por Tom Wolfe.

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