jueves, 12 de febrero de 2009

El poeta sujeto y sujeto en Marea de sombras azules de Teòfilo Villacorta Cahuide

Fuente: La Primera Huaraz, Viernes 02 de Enero del 2009

Por: Axthedmio Mau Guil
Acaba de publicarse un poemario de mi amigo Teófilo Villacorta Cahuide (Aija- Ancash, 1966), cuyo itinerario de poeta transita en lo polifacético de su producción artística. De este modo el amigo Villacorta Cahuide es poeta, narrador y artista plástico.
Desde la aparición de sus primeros poemarios Flores en mi celda (1999) y Nostalgia desde los escombros (2001) ha sabido sortear los diversos procesos que encierra ese goce místico, el ser poeta. Es así que en su nuevo poemario Marea de sombras azules (Ornitorrinco, 2008) nos ofrece un ambiente de la pluralidad de las experiencias, especialmente la amatoria; evocando, deseando, idealizando, eternizando y pintando a la mujer amada desde el puerto costeño. Así podemos percibir a una única mujer idealizada en todas las mujeres del mundo o todas las mujeres del mundo, idealizadas en una sola mujer. Es notable además el tono personal e íntimo con la cual la va pintando simbólicamente, como también la búsqueda idealizante del vínculo imperecible, el amor.
Amo a la muchacha que tiene la piel del mar
y un nombre de sangre y carne encendida
que grita que jadea que sueña
que tiene un camino un pueblo una ciudad
un parque desolado donde reir o llorar
……………………………………………………
Amo a la muchacha de culebras, del Perú, de América y Occidente…
(El imperio del amor - Pág. 9-10)
En Marea de sombras azules, hay asimismo un poeta que no es Villacorta, es decir hay un sujeto poético, que al mismo tiempo actúa como poeta y más precisamente, como ser libre. A este sujeto podríamos definirlo al menos de dos modos; primero, como un sujeto actuante que transita entre el paisaje onírico y el paisaje costero de un mar y un amor idealizado; y segundo, como un sujeto, sujeto a múltiples aspectos de la autoridad del amor y sus dominios. El sujeto poético de este modo está formado por un circuito de fuerzas naturales, carnales y de sentimientos, en donde el paisaje onírico y geográfico están en constante pugna con el paisaje interior del yo poético.
Recorro tus huellas sobre la inmensidad del mar
y desde el confín de un quebradizo muelle aspiro tu regreso,
la brisa de tus labios frescos bebidos hasta el hartazgo
y tu cuerpo de algas flameantes ardiendo bajo el agua,
mis manos cual peces resbaladizos descubriendo tu encanto…
(Epístola a una muchacha que en sus ojos tiene la lucidez del mar - Pág. 11-12)
Por otro lado notamos la búsqueda del efecto de universalizar la idealización de esta mujer amada. Esta búsqueda de la expansión del amor, hasta otros dominios externos a la razón, funciona como metáfora del mar, como esencia secreta de las emociones del alma. La abundante redundancia del elemento “recuerdo”, con la imagen del mar y la inmensidad de esta se patentizan, como metáfora de la prolongación onírica de ese amor.
El agua construye
imágenes de piedra
y se desliza en la sombra
crucificada por la luz,
luz que se vierte
como chorros de agua
sobre esta garganta oscura
de ecos y palabras
que se deshacen
en nuestros labios…
(La cicatriz de nuestras almas – Pág. 23)
Señalamos finalmente que, hay además, un dramático contraste de fuerzas entre la tensión amorosa del hombre ansioso en idealizar y la mujer lejanamente idealizada, que se convierte en verdugo o asesina del poeta. Cuya forma única de matar, es con la lejanía, llenando al vate de soledad, esta misma lejanía, no es ni vendría a ser un efecto y/o elemento de sentimentalismo, sino la construcción pictórica del amor en toda su dimensión. Desde los precarios límites de lo lícito y lo prohibido; desde los dominios secretos de lo real y lo onírico; desde los confines impredecibles de la condición humana: la libertad, la sexualidad, el tiempo, el recuerdo y el amor que no cesan. Así Villacorta nos ofrece un tipo de poesía desencantada de sentimentalismo, una poesía que respira lucidez y que se detiene en el cosmos a contemplar al mundo interior del poeta y, al mundo visto por su visión artística y es que “Kawide”; pinta cuando escribe poesía y hace poesía mientras pinta.

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