Acaba de aparecer el breve libro Con su cajón lustrabotas y otros cuentos
(Huaraz: Pantera negra, 2013) del periodista Ludovico Cáceres Flor. En el prólogo,
hecho por Vidal Guerrero Támara, se señala que éste “revela junto al profundo
dramatismo de la familia rota y la precariedad económica, el desarrollo de la
ingenuidad, la hiperactividad y el terrible problema de la representación
edípica, en aquellos niños víctimas de la insanía de los adultos, la inmadurez
de los padres y el destino cruel” (p. 7).
Conforman el libro de Cáceres tres cuentos:
“Con su cajón lustrabotas”, “Un lugar para morir” y “Muerte en San Juan”. El
primer cuento, “Con su cajón lustrabotas” está dividido en tres breves y ágiles
capítulos, asimismo este está vinculado a la literatura para niños y jóvenes.
En el primer capítulo, se refieren episodios ligados a las travesuras del niño
Toño (coger pichones del árbol, escaparse del castigo de la abuela y jugar con
los amigos) y el retorno a la escuela (el regalo de una nueva camisa para
asistir al colegio). El segundo capítulo, refiere una expedición de un grupo de
niños hacia las faldas del nevado Wallunaraju, en este lugar se topan con un
pequeño templo de la cultura Recuay y en donde Toñito cae a una fosa y sufre
lesiones. El tercer capítulo, trata acerca del reencuentro entre Toñito y su
padre, quien aparentemente se había olvidado de él. Tras el encuentro feliz se
aclaran algunas situaciones como la reconciliación con la abuela y la “verdad” del
abandono del padre de Toño. En este cuento, más que la ausencia del padre se
deja sentir la ausencia de la madre no suplida por la figura de la abuela, sin embargo
esos vacíos son llenados por la acción (la solidaridad de los amigos, las
aventuras) y la memoria (la idea de papá y de mamá). Sobre esta tradición, de
cuentos para niños, es fundamental citar a una de las escritoras pioneras en
este rubro como es la figura de Rosa Cerna Guardia quien abrió el camino desde
diversas perspectivas desde la década de los años cincuenta del siglo que pasó.
El segundo cuento del libro es “Un
lugar para morir”, dirigido a otro tipo de lectores, pues trata la historia
psicológica de un hombre que al levantar el teléfono recibe la penosa noticia de
que su madre ha ingresado en coma en la sala de cuidados intensivos. Aparecen
familiares, el pasado se torna violento, el esposo de la moribunda se desgarra
escuchando a Schubert, los hijos tienen esperanzas de su mejoría, pero es
inútil porque al final la muerte triunfa sobre el cuerpo. El tercer cuento es
“Muerte en San Juan” y refiere la agonía de Nemías tras ser envenenado por doña Aurelia, vengando la perversa idea de
Nemías de construir un muro extenso alrededor de la escuela y la capilla de San Juan. El
envenenado busca auxilio de su compadre
Guillermo Castillo, pero parece ser tarde, pues el veneno continúa mordiéndole
las entrañas.
En estos dos últimos cuentos, breves,
hay una valoración de la vida sobre la muerte, los personajes se resisten a sucumbir
ante el llamado tanático. Hay, alrededor de esta nueva entrega de Cáceres, un
posicionamiento existencialista de los personajes, intentan luchar, sobrevivir.
El niño toñito busca vivir su existencia a pesar de saberse huérfano de madre y
ese dolor aún pesa sobre él; el personaje de “Un lugar para morir” se resiste a
la ausencia de la madre de ahí el relato desgarrador; también el personaje
Nemías busca en la figura del compadre un amparo maternal, de protección. De
este modo, la figura de la madre (en la abuela y su conducta matriarcal, la
madre muerta de Toñito, la madre moribunda en el hospital de asegurados, la
madre vengadora y asesina) y la muerte (y sus múltiples isotopías) están
estrechamente vinculados con los relatos.
Por lo que queda decir, Con su cajón lustrabotas y otros cuentos
de Ludovico Cáceres Flor, explora, desde diversas ópticas, el tópico de la
muerte en la psicología del niño frente a la ausencia de los padres, del hijo
frente a la muerte de la madre, del compadre frente a la muerte del otro. En
todos los casos, hay una angustia por la existencia que se torna dramática
frente al contacto con los “otros”.
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