Por: Axthedmio Mau Guil.
Entrevista en un Pueblo azul, en Un día en muchas partes del mundo, entre Pálido, pero sereno, Carlos Eduardo Zavaleta en diálogo con Un joven, una sombra.
En la entrevista que le hace Rolland Forgues, afirma que parte de una opción fundamental, es decir, del realismo. Porque según usted, quería contar los cataclismos y aluviones de Ancash ¿Usted elige los temas o los temas lo eligen a usted?
Lo uno comienza convertido en lo otro, y uno no sabe en realidad cual es primero. Pero yo, conscientemente me inicié con una novela El cínico, sobre Lima... Pero luego, en el intervalo de eso y lo que vino después del año 47 y 48 se produjo en mi lo natural, las cosas naturales salieron poco a poco, merced a mis lecturas de distintos autores desde Dostoievski hasta los existencialistas franceses, entonces, poco a poco salieron mis recuerdos de mi vida… de modo que, absolutamente todo me vino de forma natural y así salió. Y luego, al leer Retrato del artista adolescente de James Joyce me di cuenta que había una técnica que yo podía seguir muy bien; que era la del monólogo interior, la de la expresión del pensamiento y dentro de ese pensamiento, meter incluso, el diálogo...
Que entra a tallar en un escritor, es decir; cómo se elige ser narrador o ser poeta, aunque en su caso, podríamos hablar de una prosa poética. A Carlos Eduardo Zavaleta lo conocemos como novelista, cuentista, traductor, ensayista, etc., pero no como poeta ¿publicó alguna vez poesía?
Nunca. Me cuidé mucho de ello, ya que tengo mucho respeto a la poesía. Sin embargo, yo he traducido a poetas… por ejemplo; la poesía completa de James Joyce... He traducido una obra completa de teatro de T. S. Eliot con fragmentos y poemas de Ezra Pound, también poemas de William Carlos Williams, de Allen Ginsberg, entre otros. De tal manera que, realmente mi vida ha estado al cuidado de la poesía y de los poetas. Pero yo entendí de que, esa no era mi misión y que no tenía gran facilidad para ello. Entonces, de lo que me preocupé fue cambiar a la prosa, porque la prosa que yo leía y veía de los famosos indigenistas peruanos, con la excepción de Ciro Alegría y José María Arguedas, era deplorable, absolutamente deplorable. No sabían describir bien las oraciones principales y subalternas, no las podían armar, no había cierta sonoridad y menos musicalidad en los párrafos… y por eso, intenté alejarme lo más posible de esa clase de escritura…
Algunos estudiosos como Rolland Forgues, Manuel Jesús Baquerizo y Washington Delgado señalan en Zavaleta su correcta arquitectura técnica narrativa y la psicología profunda, el mirador psicologista, como diría Rolland Forgues. ¿Cual cree usted, después de mucho tiempo, la novela que mas le ha costado elaborar, en la entrevista a Forgues señala que era Retratos turbios y ahora, después de otras publicaciones?
Bueno yo creo que ahora, viéndolo bien, los que más me han costado trabajo han sido Pálido, pero sereno y Los aprendices. ¿Pero, porqué? , porque yo creo que nací como cuentista nato. Para mí hacer un cuento era como respirar, pero luego comencé a extenderlos, a ampliarlos…Y para lanzarme a la novela de 300, 400 páginas lo tuve que pensar mucho…Siempre pensaba yo que, extenderme sería una trabajo muy difícil, me preguntaba porqué Jorge Luis Borges no había escrito una novela. Y sin embargo, si lo había hecho, la novela Las palmeras salvajes de William Faulkner tiene más de 400 páginas y eso lo había traducido estupendamente Borges. O sea que, el estilo de Borges daba para novela…se puede cuidar una página como se puede cuidar 500 páginas...
Cuando hablamos de Pálido, pero sereno, nos es posible postular que es una novela total (hasta ahora un criterio arbitrario) Es decir, en ella hay un conjunto de cuentos, pasajes, episodios que nos conducen a personajes de algunos y de otros de sus cuentos como: “La primera mujer”, “La mujer del héroe”, “Eclipse de una muchacha”, etc. ¿Nos es posible sostener esta teoría de novela total? ¿Cómo están estructurados estos otros elementos en su novela?
No lo sé. Yo nunca he manejado ese concepto de novela total. Aunque eso se vio en el año 65 cuando nos reunimos en Arequipa y, Mario Vargas Llosa pronunció su ponencia sobre la novela total. A mi me parece que, la gran novela total, ya estaba escrita. Y las más grande para mi es el quijote. El quijote es la novela de novelas, donde todo aparece… Y luego leer a Tolstoi, leer Guerra y paz, ¿qué otras novelas pueden ser totales?, Los hermanos karamasov, de Dostoievski, donde el autor ha puesto toda sus clases de técnicas para que lo cercano y lo lejano, el país y el terruño pequeño, todos estén juntos. De tal manera que, eso he querido hacer sí, voluntariamente sí, conscientemente sí, en Pálido, pero sereno… Yo he querido convertir a Ancash en una especie de símbolo de un problema, de una región problema, y que al final, resultó desembocar en un país problema... Esa especie de vuelta al hogar es lo que me ha seducido y me ha hecho pensar en la vuelta de Ulises a Ítaca.
Hay un tema que creo a ambos nos obsesiona: la mujer. ¿Qué concepto tiene Zavaleta de la mujer y cómo llega a insertarlas dentro del texto narrativo? Porque en muchos de sus cuentos y novelas, la mujer es pieza fundamental, así encontramos a mujeres perversas, atractivas, calculadoras, decididas, carnales, valientes, amantes, pasivas, con iniciativa, etc. Háblenos de las mujeres de Zavaleta.
Bueno, desde mis primeros cuentos están las mujeres, desde “La abuela” un texto del 48 en Sihuas…Y desde luego, no está distinta de Matilde, de Los aprendices…Y luego, siempre que tomo un personaje mujer, como que yo mismo siempre me llamo la atención varias veces, y me digo, ¡cuidado! como si fuera un semáforo ¡cuidado! ésta es una mujer ¡cuidado! Porque para mí, como soy hombre y la inconsciencia es masculina, entonces, uno tiene que aplicarse seriamente, voluntariamente, esta figura que es distinta. Hay una frase de André Malraux en La condición humana que no me olvido cuando dice “el se volvió a mirar, lo que vio, no era un hombre, era otra clase de ser”…Todo eso yo entiendo que es la mirada del hombre, del enamorado y sobre todo, del hombre asombrado de que exista una mujer, que exista un ser distinto a él y que, es como un imán poderoso que el cree que, él guía el mundo y la que guía en verdad es ella. Yo me he enamorado de cada una de esas personajes… Es una pregunta importantísima la que me haces, ya que, yo me preocupo mucho, mucho: dos y tres veces, cuando se trata de un personaje femenino. Porque creo en principio, tal vez es mi temor. Temo que no la voy a dibujar bien, que dibujo fácilmente a los hombres, pero no a las mujeres. Y con el tiempo a resultado casi igual, personajes y personajes, y hay que, preocuparse de todos…
Háblenos de sus maestros, que aprendió Zavaleta técnicamente hablando, de los europeos, norteamericanos y latinoamericanos.
Es sabido recordar a James Joyce, a William Faulkner, a Jhon Dos Passos, a Ernest Hemigway, pues aprendí muchas cosas: la seriedad, la parquedad, la presencia de la poesía, la sutileza, el modo de narrar, y desde luego, los otros europeos son extraordinarios: Albert Camus, Simone de Beauvior, Jean Paul Sartre y así otros, un ejemplo extraordinario de los italianos es Alberto Moravia, que, a los 22 años escribió una novela llamada Los indiferentes, ¡que extraordinaria novela!, y luego, hay que detenerse en ver, ese deseo que tiene de pintar la sociedad. Cuando llegó Aldous Huxley acá al Perú, yo le serví de cicerone. Me decía, “¿bueno Moravia le gusta a usted?” y yo le dije que sí, mucho, y me dijo: “bueno a mi no, porque este quiere ser Flaubert, quiere ser un segundo Flaubert; quiere explicarlo todo aquí, y no deja las cosas que sean, sino que, el quiere hacer sus grandes comentarios”, y bueno, este es un comentario de Huxley. Pero ahí en la obra se ve todo el trabajo que le cuesta al escritor estructurar la novela, como una afinación muy suya, es poético y muy doloroso… Luego hay ejemplos de escritores latinoamericanos que se merecen subrayarlos, escritores como Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa. Antes, en Horacio Quiroga o en el grupo de la plata con Juan Carlos Onetti, Roberto Artl, que por cierto, gustaba tanto a Cortázar, son en conjunto, un ejemplo maravilloso y son unos brazos que nos están tirando para escribir. Tenemos suerte en verdad, porque, no solos podemos escribir, sino que nos ayudan a escribir los escritores...
(*) Por cuestiones de brevedad, se muestra la entrevista con fragmentaciones, y recortes de respuestas y/o preguntas. La entrevista completa serà publicada en la Revista Literaria "La casa de Asteriòn" Nº 09
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Nacido en Caraz en 1928, Carlos Eduardo Zavaleta es uno de los narradores peruanos más prolíficos y celebrados del siglo XX. Entre sus obras destacan los siguientes títulos; Los Ingar (1955), El Cristo Villenas (1956), Unas manos violentas, (1968), Vestido de luto, (1961), Muchas caras del amor (1966), Los aprendices (1977), Cuentos completos (1977), Pálido pero sereno (1997). Zavaleta ha cultivado tanto el cuento como la novela y el ensayo. La crítica ha señalado su condición de pionero, pues fue el primero que introdujo técnicas literarias aprendidas de James Joyce y William Faulkner.